La alcaldesa de Nuevo Laredo luce vestidos de lujo en medio de calles inundadas y falta de servicios

Nuevo Laredo, Tamaulipas, 18 de septiembre.— La reciente celebración del Grito de Independencia, encabezada por la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas Villarreal, ha desatado una ola de críticas entre los ciudadanos de la ciudad. Durante el evento, la alcaldesa lució un elegante vestido de la marca Safiyaa, con un costo de 2,371 dólares (46,234 pesos), equivalente a más de 100 salarios mínimos (374.89) en la localidad. Además, llevó zapatos de plataforma Kaia Black Patent valorados en 185 dólares, y ha sido vista en múltiples ocasiones con joyas de alto valor, como un reloj Cartier Ballon Bleu que asciende a 690,000 pesos, equivalente a casi 2 mil salarios mínimos.

Los contrastes son evidentes. Mientras la alcaldesa exhibe un estilo de vida ostentoso, la ciudad enfrenta serias crisis. En la última semana, las fuertes lluvias han causado estragos, dejando viviendas dañadas, automóviles arruinados y, trágicamente, la muerte de un joven ahogado tras ser arrastrado su vehículo frente a la Secundaria 9. Las calles se encuentran en mal estado, lo que pone en entredicho la efectividad de la supuesta inversión millonaria en colectores y drenaje pluvial, ya que muchas áreas se inundaron.

«Es indignante ver a la alcaldesa luciendo vestidos caros mientras nosotros lidiamos con calles intransitables y falta de servicios básicos», comentó María González, una residente de la colonia Los Fresnos. «Nos prometieron mejoras, pero aquí estamos, atrapados en un caos».
Otra vecina, Ana López, expresó su frustración: «Ella puede permitirse esos lujos, pero nosotros apenas tenemos para comer. Es una falta de respeto ver cómo se viste y lo que nosotros tenemos que soportar».

Los ciudadanos también señalaron la falta de respuesta ante las necesidades urgentes de la comunidad, como la reparación de calles y el restablecimiento del suministro eléctrico en varias zonas. «¿Dónde están las inversiones que prometieron? No las vemos. Solo vemos a nuestra alcaldesa derrochando en eventos», agregó Javier Ramírez, otro ciudadano afectado.

La discrepancia entre el estilo de vida de la alcaldesa y las condiciones que enfrentan los ciudadanos de Nuevo Laredo no solo resalta una desconexión entre el gobierno y la población, sino que también plantea interrogantes sobre la gestión de recursos y prioridades en la administración local. La comunidad exige no solo atención, sino también un cambio en la forma en que se abordan sus problemas cotidianos.

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