La Fundación Carlos Cantú Rosas: un botín político que traiciona un legado

Nuevo Laredo, Tamaulipas, 21 de septiembre de 2024 .—La Fundación Carlos Cantú Rosas se ha convertido en un símbolo de manipulación política, utilizada facciosamente por la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas Villarreal. Lejos de honrar el legado de su difunto padre, Carlos Enrique Cantú Rosas Rosas, un político admirado por su entrega y apoyo a la población vulnerable, su hija solo lucra políticamente con su nombre y la utiliza para saquear el erario público.

Carlos Enrique Cantú Rosas es recordado por su compromiso con la ciudadanía y su labor en favor de los más necesitados. Sin embargo, su hija ha convertido su herencia en un medio para satisfacer caprichos y acumular poder, utilizando a su madre, Claudette Villarreal viuda de Cantú, como una figura decorativa en esta operación. Las sospechas de que la Fundación se ha transformado en un instrumento para el saqueo del erario son cada vez más contundentes.

Desde su llegada al Gobierno Municipal, Carmen Lilia ha priorizado la entrega de apoyos a quienes se alinean con sus intereses políticos, ignorando las verdaderas necesidades de la comunidad. Ejemplos como el abandono de la escuela en Praderas del Mezquital, donde 47 niños estudiaban bajo una lona, reflejan la falta de atención a las urgencias sociales.

«Nos hemos visto obligados a salir a botear para conseguir fondos y construir una escuela digna. No hemos recibido apoyo del Gobierno», comenta Efraín de la Cruz, director de la escuela.

La Sociedad Civil y el Club de Periodistas Bravos de Nuevo Laredo se unieron para sacar adelante este proyecto. La construcción de dos salones y un módulo de baños está avanzando, aunque se requiere el apoyo de la ciudadanía para terminarlo, al faltar varilla y cemento para el vaciado de la placa de concreto.

La alcaldesa, además, ha sido criticada por destinar recursos públicos a lujos personales, como la contratación de la cantante Gloria Trevi para eventos, mientras la población más desprotegida permanecen olvidada. “Mientras luchamos por lo básico, ellos despilfarran en fiestas y extravagancias”, aseguran padres de familia que buscan dignidad para sus hijos.

En un acto que muchos consideran cínico, Carmen Lilia publica en sus redes sociales un reconocimiento a quienes forman parte de la Fundación, olvidando que, en lugar de salir a brindar ayuda, la población vulnerable debe acudir a sus oficinas para recibir donativos. “No se trata de ayudar, se trata de aparentar”, critica un activista local.

El legado de Carlos Enrique Cantú Rosas debería ser un faro de esperanza y compromiso social, pero su nombre ha sido traicionado, convirtiéndose en un mero instrumento de propaganda. Si estuviera vivo, sin duda se avergonzaría de ver cómo su hija utiliza su memoria para lucrar y saquear a la ciudad que él ayudó a construir.

La Fundación, en lugar de ser un puente hacia el bienestar, se ha transformado en un símbolo de deshonra y desatención, dejando a la población vulnerable a merced de un gobierno que ha olvidado su verdadera misión y a una alcaldesa que usa facciosamente el nombre de su padre para saquear a Nuevo Laredo.

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